sábado, 1 de diciembre de 2007

La muerte y el más allá (8)

LA MUERTE Y EL MÁS ALLA
Octava y última parte
Por Raymond Bernard, F.R.C.


CONCEPTOS ROSACRUCES

Quisiera aproximar esta larga exposición a nuestros conceptos Rosacruces. ¿Qué papel tienen, en esta sucesión de hechos, el cónclave de los maestros cósmicos y su alta misión?

Los maestros cósmicos sobrepasan en cierta manera las fases y los planos que acabamos de estudiar, que son, en sí mismos, una etapa hacia un reino todavía más interior, el corazón o centro del conjunto. Están más allá de estas fases o planos, pero los condicionan, realizando su misión de servicio total a la creación, en ellos. Actúan de la misma forma con las almas-personalidad encarnadas, es decir, con la humanidad. No intervienen directamente, aportan a cada uno el sostén de su inmenso amor. Todos han pasado por esas etapas y las conocen bien. Saben la mejor manera de actuar a favor de cada uno. Velan con cuidado a los que tienen a su cargo y saben cómo y cuándo su cooperación es necesaria. En una palabra, operan en el reino cósmico exactamente de la misma manera que sobre nuestra Tierra y todas las explicaciones dadas, a este respecto, en las monografías Rosacruces se pueden traspasar tal cual al plano espiritual.

Ya que hablamos de esto, aprovecho para decir que el simbólico lugar Rosacruz del sanctum celestial está situado en un nivel que es el suyo y, en consecuencia, trasciende los planos, grados, conciertos o familias de las que hemos hablado. Por eso, en el sanctum celestial se encuentran a menudo los pensamientos de los maestros cósmicos, los de las almas-personalidad desencarnadas y los seres que están todavía en el plano físico, sin olvidar, naturalmente, la proyección luminosa y purificante de una jerarquía todavía más suprema.

Quisiera, para terminar, abordar el tema de la comunicación con los que nos han abandonado para ir al más allá. Las enseñanzas de la Orden Rosacruz, A.M.O.R.C., declaran con justa razón ~ y ya he recordado este punto anteriormente que las almas-personalidad desencarnadas, no vuelven a este plano físico para manifestaciones de naturaleza material.

Por el contrario, el hombre puede elevarse hasta su grado o familia y comunicarse con ellas en este estado.

Puede hacerlo por medio de su ser interior y en las monografías de los grados superiores se examina esta posibilidad con la mayor atención. Mas aún, incluso para las personas que no se interesan en los problemas metafísicos y no están preparadas para ellos, esta posibilidad subsiste, con la diferencia de que no pueden utilizarla voluntariamente. Les falta preparación, técnica y maestría. Sin embargo, con una oración especialmente intensa o una profunda emoción, su consciencia se eleva hasta el nivel del alma-personalidad del desaparecido. Esto dura unos segundos y, la impresión que saca el cerebro, aunque algunas veces sea imperfecta, es de una gran exaltación. Frecuentemente, es durante el sueño cuando tales contactos se producen. Al despertar podrá no haber ningún recuerdo de esta comunicación, pero las consecuencias serán las mismas, aunque a menudo inexplicables. Añadiré que estos contactos pueden hacerse, o bien con un alma-personalidad conocida en esta encarnación, o con otra encontrada antaño en un lejano pasado. Cuando nuestra alma-personalidad se reúne después de la transición con la familia que corresponde a su grado de evolución, reconoce fácilmente a ciertas personalidades con las que había estado en contacto durante su vida y le habían pasado desapercibidas. En este momento la luz total brota en nuestra consciencia glorificada y comprendemos con alegría que, verdaderamente y bajo todos los conceptos, la muerte no existe.

En ésta exposición hemos considerado la transición y sus etapas. He transmitido aquello de lo que estoy absolutamente seguro, después de una atenta verificación personal de cada uno de los puntos abordados, perfectamente consciente de la responsabilidad de mi trabajo y mis deberes hacia todos.

Desde el principio he advertido cuidadosamente sobre la considerable dificultad que hay en querer transmitir, con palabras limitadas e imperfectas, el conocimiento de circunstancias en las que es necesario ser muy cuidadoso y fiel testigo, para captarlas en su sublime magnificencia. Ciertamente he sufrido, a veces, al darme cuenta de que ésta explicación es imperfecta y, sin embargo, me es imposible hacerlo de otra manera. Me entristece pensar que cualquier detalle puede ser mal interpretado y dar lugar a un concepto erróneo de hechos verdaderos. Por eso, no he dudado en repetirme a menudo, insistiendo en otra forma, en nociones ya examinadas. Recuerden que he tenido que emplear imágenes de nuestro plano físico para dar una idea exacta de lo que trasciende todo aquello que podemos concebir como más bello, más grande y más noble de nuestra Tierra. He tenido que hablar de planos y ambientes, pero los planos y ambientes, son de nuestro mundo y no de aquél al que he tratado de conducirlos. Con estas palabras, que he tenido que utilizar, he hablado a su entendimiento, con la voluntad de comunicar la comprensión de grandes verdades. Pero en realidad, en el conjunto de ésta exposición, me he dirigido a su ser interior, a su yo profundo para que, bajo la imperfección de estas palabras, les revele, en una comunión intensa y serena, el esplendor de la gran experiencia y las luminosas etapas que la siguen. Deseo que, con la ayuda del Cósmico, puedan encontrar en éstas líneas, no solamente un consuelo para su ser objetivo, sino también y sobre todo, una veneración todavía más grande por las leyes naturales y, en particular por esta fase tan mal conocida, tan mal interpretada y tan siniestramente juzgada ~ la muerte, o lo que así llamamos.

Si he conseguido mostrarles lo magníficamente ordenada que está la última etapa de nuestra existencia, si he logrado que la consideren como una experiencia donde todo está perfectamente previsto según la ley fundamental del amor universal, si, en fin, se han dado cuenta de que el gran viaje está tan desprovisto de peligros y es tan admirable y fascinante como un itinerario bien preparado en nuestro mundo manifestado, entonces, verdaderamente, no lamento haberles entretenido con una cuestión tan particular y sin embargo tan esencial para nuestra comprensión como místicos y como Rosacruces.-.-.-.-.-.-

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